El cineasta español Jess Franco ha muerto a los 82 años, días después de estrenar su última película, 'Al Pereira vs. the Alligator Women'. Con su muerte desaparece una de las figuras más atípicas en la historia del cine español, marginal durante gran parte de su carrera y, al final, reivindicado y dotado de valor simbólico.
Su corazón no ha podido superar la perdida hace poco más de un año de su pareja y musa, la actriz Lina Romay. Aunque le recomendaron ingresar en una residencia, continuó en su vivienda malageña visionando junto a su asistenta, sus películas hasta altas horas de la madrugada.
Especialista en cócteles de terror, erotismo, fantasía y aventuras, este hombre "enamorado del cine" rodó en toda Europa y ningún género le fue ajeno, aunque se decantó por el erótico y el fantástico, e hizo acopio de un abundante listado de seudónimos: Jess Franco, Clifford Brown, James P. Johnson, Jess Frank, según recuerda la Academia de Cine. Reivindicado por estudiosos de Europa y Estados Unidos, el que era tío del escritor Javier Marías abandonó los estudios de Filosofía y Derecho, y estudió cine en Madrid y París.
Apasionado por la música, sobre todo el jazz, fue ayudante de dirección, guionista, músico, actor y jefe de producción. En 1959 dirigió su primer filme, 'Tenemos 18 años' y, desde entonces, no paró de filmar, llegando a realizar diez películas en un año (1973). 'Necronomicon', de 1968, es sin duda, la más importante de las muchísimas (más de 200) películas que el cineasta madrileño firmó. Y a 'Necromicón' remite la anécdota que con más placer citaba Franco: tras presentarla en el Festival de Berlín, el director recibió el tarjetón de un espectador que se decía impactado por la película y que quería conocerlo. Al dar la vuelta a la nota, Franco descubrió la firma de Fritz Lang, que después citó su película como una de sus favoritas de todos los tiempos.
Es un ejemplo del tipo de cineasta que ha sido Franco, capaz de habitar el cielo y en el infierno del cine al mismo tiempo. Sus películas, baratas, producidas en serie, intuiivas, únicas, zafias, llenas de encanto, eróticas, pornográficas, sórdidas, misteriosas, escatológicas, cargaditas de psicoanálisis..., no se parecen a nada en el cine español. O, mejor dicho, no se parecían, ya que, a partir de los años 90, los cambios de marea en la valoración de la cultura popular, convirtieron al viejo paria en un personaje de culto para cineastas como Álex de la Iglesia.
Franco, nacido el 12 de mayo de 1930 en Madrid, aunque afincado en Málaga, era, además de director de cine, actor, guionista, compositor, productor y montador y contaba con una extensa trayectoria cinematográfica por la que fue premiado con un Goya de Honor en la ceremonia de 2009. Su papel en el cine español es fundamental y está considerado el padre de la serie B española.
Descanse en paz.