Mike Vraney, fallecido el pasado 2 de enero después de una prolongada lucha contra un cáncer de pulmón, ha sido la primera y tempranísima baja de 2014 entre las filas de los exégetas de la cultura popular. Su importancia como arqueólogo de los claroscuros del celuloide quedó asentada en el mítico sello de edición de películas (primero videográfica, luego digital) que dirigía desde 1990,Something Weird Video.
Fanático de la serie Z, de la explotación, de las películas caligrafiadas por la violencia más grotesca y la sensualidad más ramplona y barata, Mike Vraney se dedicó durante más de dos décadas a recuperar del olvido producciones que el espectador cinematográfico medio no conocerá ni en una mínima parte.
Anatomy of a Psycho, Jennie Wife Child, Pagan Island o Ghetto Freaks son sólo algunos de los títulos de un catálogo completamente absorto en las zonas más oscuras de la explotación fílmica. Y, aun así, la importancia de Vraney es capital para entender la cultura pop actual.
Aunque en el tiempo que estuvo capitaneando Something Weird Video recuperó a autores hoy imprescindibles para comprender las catacumbas del cine, como Harry Novak o Doris Wishman, la importancia de su labor puede entenderse con sus reediciones en VHS y DVD de las películas de Bettie Page, por un lado, y de David F. Friedman y Herschell Gordon Lewis, por otro